Tras él fueron desfilando por el escenario del teatro Liceo los premiados. El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, se deshizo en elogios con la nueva ilusión del toreo charro (Alejandro Marcos) y mostró su orgullo, en días como este de sentirse salmantino y taurino: “Mi deseo es volver a vivir y sentir como hicimos en la última feria”, y destacó la importancia que ocupa y le quiere dar al toreo dentro de la ciudad antes de lanzar su más férreo mensaje para defender con orgullo y sin complejos el toreo”, dijo apostando por dar la cara.
Por su parte, Jesús María Ortiz, que recogió una medalla, junto a Antonio Barrera y Víctor Soria, en representación de la empresa del coso charro y de La 8, por Destino La Glorieta animó a dar continuidad a este certamen el próximo verano para seguir descubriendo y lanzando promesa. El ganadero Francisco Galache recordó a Morante al que le agradeció que él fuera quien le abrió las puertas de su plaza para volver a lidiar en Salamanca; Emilio de Justo mostró su orgullo “por sentir el calor que le da una afición de la categoría de Salamanca”; mientras que Alejandro Marcos, el gran protagonista de la veladareconoció la responsabilidad que le invade al pasear el nombre de Salamanca y de su pueblo de La Fuente de San Esteban allí donde torea “iluminado siempre bajo una estrella que le guía desde el cielo llamada Juan José”, en recuerdo al maestro y al hombre que le enseñó todo.
El Liceo volvió a llenarse al reclamo de la fiesta de los toros, en su versión más cultural, después del éxito de Morante justo hace dos semanas. Esta vez al reclamo de los triunfadores de la última Feria taurina en La Glorieta, con la que se abrió la puerta de nuevo a la vida y a la normalidad en las plazas de toros después del bajonazo del coronavirus que se llevó tantos miedos, sustos, olés, triunfos y puertas grandes.